La serie Marilyn de Andy Warhol, creada poco después de la muerte de Marilyn Monroe en 1962, es una de sus obras más icónicas y representa su exploración de la fama, la cultura de masas y la superficialidad de la sociedad de consumo. Warhol tomó una fotografía promocional de la actriz de la película Niágara y la reprodujo en una serie de serigrafías. Cada impresión presentaba variaciones de color, con tonos vibrantes y saturados que convertían el rostro de Monroe en una especie de máscara pop, resaltando tanto su imagen pública como la noción de celebridad como producto.
En esta obra, Warhol utiliza la repetición como técnica para despersonalizar a Marilyn Monroe, creando una distancia entre la persona y el icono. Al reproducir su imagen en múltiples combinaciones de colores y formas, Warhol sugiere que Monroe, en la mente del público, ya no es un individuo, sino una figura consumida y reconfigurada por la cultura pop. La técnica de la serigrafía, que Warhol popularizó, le permitió replicar la imagen de Monroe de forma rápida y mecánica, reflejando cómo los medios de comunicación de masas convierten la identidad en algo impersonal y reproducible.
Marilyn es también una reflexión sobre la mortalidad y el vacío que se esconde tras la fama. Warhol, al elegir a Marilyn poco después de su fallecimiento, incide en el tema de la fugacidad de la vida y la inmortalización de los famosos en la cultura de consumo. Así, la obra cuestiona el verdadero valor de la fama al mostrar que, aunque la actriz haya fallecido, su imagen seguirá repitiéndose y consumiéndose una y otra vez.
El tubo flexible de LED es seguro y respetuoso con el medio ambiente. Ajusta la luz a la hora del día con la luminosidad regulable.
©/®/™ The Andy Warhol Foundation for the Visual Arts, Inc.
Cada pieza está fabricada con un material flexible de neón, consistente en un tubo de PVC o silicona con luces LED, que se monta sobre un tablero acrílico reciclado. Estos materiales permiten crear letreros de neón realistas, con luces brillantes y colores intensos, que a la vez que son más duraderos, asequibles y sostenibles que el neón tradicional.
La sostenibilidad se toma muy en serio gracias a sus luces LED, que consumen 6 veces menos energía que las luces tradicionales y duran hasta 100.000 horas. Estos neones se fabrican con materiales y packaging 100% reciclados, incluida la eliminación de todo el plástico innecesario.