Nacido en Pekín (China) en 1957, Ai Weiwei creció durante la Revolución Cultural y vivió el exilio de su padre, el conocido poeta moderno chino Ai Qing. La familia fue enviada a un campo de trabajo como consecuencia de la denuncia de su padre durante la purga del Movimiento Anti-derechista de 1957-59, y posteriormente fueron exiliados a Shihezi, Xinjiang, en el extremo occidental de China. Este acontecimiento, aunque temprano en su vida, lo convertiría en el activista que es hoy.
La familia no regresó a Pekín hasta 1976, una vez hubo finalizada la Revolución Cultural, tras lo cual Ai estudió animación en la Academia de Cine de Pekín. En esta época fundó el grupo artístico de vanguardia Stars junto con sus compañeros Ma Desheng, Wang Keping, Huang Rui, Li Shuang, Zhong Acheng y Qui Leilei.
Posteriormente, pasó algo más de una década en Nueva York, donde asistió brevemente a la Parsons School of Design y a la Art Students League. En la década de 1980, encontró su vocación en el East Village de Nueva York, donde profundizó en la fotografía a la vez que participaba en todos los movimientos de protesta que se producían a su alrededor. Durante su estancia en la Gran Manzana, se inspiró en el artista francés Marcel Duchamp y el escultor alemán Joseph Beuys. Bajo estas influencias florecieron algunas de sus primeras esculturas, que más tarde serían reconocidas como una de sus primeras fases creativas.
Ésta fue una época en la que Ai Weiwei dio rienda suelta a su libertad de expresión, cuanto más anti-autoritaria y opositora fuera la declaración, mejor. Cuando su padre enfermó a principios de la década de 1990, Ae regresó a China, un entorno mucho menos abierto a tales opiniones. En palabras de Ai, "China y Estados Unidos son dos sociedades con actitudes muy diferentes hacia la opinión y la crítica". Él vio la diferencia y se negó a conformarse.
Desde entonces, Ai Weiwei ha arriesgado mucho para defender la libertad de expresión, por ejemplo, respondiendo con firmeza a las devastadoras secuelas de la masacre de la plaza de Tiananmen a través de su obra. Así inventó su seña de identidad, el dedo corazón extendido ante lugares famosos o instituciones de poder. Seleccionando cuidadosamente el escenario de sus fotografías, Ai Weiwei aprovechó estas oportunidades para ilustrar su desdén por los mecanismos del poder y concienciar sobre el trato injusto al ciudadano. Su misión sería representar el poder de la gente y denunciar las injusticias del mundo.
En 2008, Ai recibió el encargo de colaborar con la empresa suiza Herzog & de Meuron en el estadio “Bird’s Nest” (nido de pájaro) para los Juegos Olímpicos de Pekín; más tarde se refirió al proyecto como una "sonrisa fingida de mal gusto". En mayo del año siguiente, el influyente y muy leído blog de Ai, donde publicaba críticas mordaces a las políticas del gobierno chino, fue clausurado. El agosto siguiente, el artista fue golpeado por la policía china por intentar testificar a favor de Tan Zuoren, con quien había investigado las secuelas del devastador terremoto de magnitud 8,0 que sacudió la provincia de Sichuan en mayo de 2008. También como consecuencia de su labor activista, en 2011, Ai Weiwei fue detenido y retenido durante 81 días sin que se le acusara de ningún delito. Su serie "SACRED", estrenada en Venecia durante la Bienal de 2013, se basó directamente en su experiencia de detención (gobiernos, artistas y particulares de todo el mundo protestaron enérgicamente contra su arresto y subvencionaron su fianza).
Ai Weiwei es el artista chino más famoso de la actualidad. Como activista, llama la atención sobre violaciones de derechos humanos a escala épica; como artista, amplía la definición de arte para incluir nuevas formas de compromiso social. En un país donde la libertad de expresión no está reconocida como un derecho, la policía le ha propinado palizas, le ha mantenido en arresto domiciliario, ha derribado su estudio recién construido y le ha sometido a vigilancia. Se le considera una amenaza para la "sociedad armoniosa".
Desde romper un jarrón antiguo hasta recitar los nombres de los niños muertos por negligencia del gobierno, las dramáticas acciones de Ai ponen de manifiesto la creciente brecha entre lo ideal y lo real en la sociedad china. También es uno de los primeros artistas conceptuales en utilizar las redes sociales -Instagram y Twitter, en particular- como uno de sus medios principales.
Formado en Occidente, Ai está íntimamente familiarizado con la tradición, el arte conceptual y el minimalista, y sabe combinar todos estos conceptos. En su negativa a complacer la vista, es lo contrario de Jeff Koons, su igualmente famoso contemporáneo. En su austeridad visual, las piezas de Ai coinciden con el trabajo de otros activistas globales, como David Hammons, Robert Gober y Doris Salcedo, cuyos proyectos a gran escala llaman la atención sobre temas sociales de peso, liberándose de las limitaciones de la galería y o el museo, y tendiendo un puente entre lo visual y lo social.