Esta artista islandesa representa la vanguardia del arte conceptual y el expresionismo abstracto de hoy en día. Katrin Fridriks, que nació en 1974 en Reikiavik, vive actualmente entre Luxemburgo y París.
La obra de Fridriks se caracteriza por sus formas amorfas, compuestas por brochazos o salpicaduras que parecen flotar ingrávidos. Añade texturas a través de los materiales con las que explora las tres dimensiones. Con respecto al color, Katrin Fridriks lo utiliza de diferentes maneras para crear sus obras, algunas están cargadas de vibrantes tonalidades, mientras que otras únicamente constan de blanco y negro.
Su trabajo se acerca a los procesos naturales y a las reacciones químicas en las que partículas o fluidos parecen congelados. El espectador, sin embargo, capta el movimiento, la continuidad, el espacio y el tiempo otorgando nuevas perspectivas y una nueva dimensión al concepto de la abstracción. Sin duda, los increíbles paisajes de su Islandia natal son una gran influencia para Fridriks, que nunca representa escenarios como tales, pero si la fuerza de la naturaleza que tan presentes está en la isla.
Aunque bien conocidos son los lienzos a gran escala que Katrin Fridriks ha creado para múltiples instituciones, su trabajo también queda reflejado en instalaciones que juegan con la escultura y la arquitectura. Ejemplos de esta evolución fueron mostrados por primera vez en 2014 para su exposición en solitario “Stendhal Syndrome” en la Galería Circle Culture en Berlín y posteriormente en 2015 en la Bienal de Venecia.