Coleccionar arte contemporáneo
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Seguramente se trate de la inversión más rentable a largo plazo que además vive uno de sus mejores momentos, al menos, en cuanto a remates de importantes piezas se refiere. Y es que los artistas contemporáneos no han dejado de obtener records en subastas en los últimos años a pesar de la situación económica actual. Una burbuja que estalló hace años en el caso del arte impresionista y que no parece que vaya hacerlo pronto en el mercado del arte contemporáneo. El actual comprador de arte quiere explorar lo novedoso, diferente y en ocasiones provocador y está dispuesto a asumir algunos riesgos para lograr su objetivo.
A lo largo de la historia del siglo XX no son pocos los coleccionistas que, adquiriendo obras de unos casi desconocidos por aquel entonces Paul Cezanne, Pablo Picasso o Henri Matisse, llegaron a poseer grandes obras y colecciones millonarias fruto de una rentabilidad astronómica. Quizás uno de los casos más conocidos sea el de los Vogel. El matrimonio formado por Herb y Dorothy Vogel, él empleado de correos y ella bibliotecaria, comenzó a principios de los años 60 a destinar gran parte de sus ingresos a la compra de cuadros de artistas conceptuales y minimalistas. Durante medio siglo adquirieron obras de artistas como Sol LeWitt, Christo, Chuck Close o Robert Mangold y almacenándolas en su pequeño apartamento de Nueva York, llegaron a ser propietarios de una colección formidable, una de las más importantes del mundo. Lo extraordinario de la historia de los Vogel es que nunca especularon ni vendieron un sólo cuadro y cuando en su apartamento no entraba ni un alfiler decidieron donar toda su colección a la National Gallery of Art de Washington y a otros museos de Estados Unidos. Un ejemplo de verdadero amor por el arte en tiempos de codicia y especulación donde lo único importante son las cifras.
Pero no todo el mercado está representado por esas valiosísimas obras que tienen como clientes potenciales a grandes fortunas, en muchos casos, de países emergentes. Son muchos los artistas y las obras que durante estos últimos años de inestabilidad económica han visto mermada su cotización. Sin duda, esto debe tomarse como una oportunidad de adquirir obras a precios muy apetecibles.
Crear una colección de arte es un camino apasionante pero que puede imponer mucho respeto y confusión para el que está a punto de dar el paso. Es importante dotar a la colección de congruencia; elegir un grupo de artistas movimientos o períodos puede ser interesante para superar la desorientación inicial. Estudiar a los artistas, valorar su curriculum e ir a sus exposiciones nos ayudará a elegir las obras que queremos que formen parte de nuestra colección. También es importante comparar precios ya que es un mercado muy variable y es habitual que se pague por una obra un importe considerablemente superior a su valor real. No debemos obsesionarnos por las modas que en muchas ocasiones son pasajeras, debemos guiarnos por nuestro propio gusto y por las sensaciones que surgen al contemplar una obra, debemos poner en marcha la razón y el corazón para llevar a cabo cada una de nuestras adquisiciones.
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